lunes, junio 9

Despertar

En ocasiones apareces en mis sueños, a pesar de no querer soñarte, y me resultas tan real como las páginas que tu recuerdo me lleva a escribir. Cuando menos lo espero vienes a robar el calor de mi lecho, con tus ojos fijos en los míos como si buscaras la palabra o la caricia que deje al decubierto mis ocultos sentimientos. Suerte y desgracia a la vez el verte desaparecer cuando soy derrotado al fin por la sinceridad y mis manos se disponen a sentir tu piel. Qué terrible desdicha no poder tenerte ni en sueños.

En ocasiones apareces en mis sueños y el dulce tono de tu voz me llama desde la oscuridad de la noche. Cuando me decido a encontrarte eres raptada por a misma brisa es que se desvanece el eco de mis ruegos. La desesperación me embarga al no poder alcanzarte, aun sintiéndote más cerca de lo que alguna vez has estado, de lo que quizás nunca estarás. Tu imagen surge al fin entre las sombras tras buscarte a ciegas por lo que han parecido horas, pero despierto con la luz del alba que comienza a colarse por la ventana.

En ocasiones apareces en mis sueños y no debo sufrir la espera para lograr probar el sabor de tu ser. Pero a pesar de ser acogido en tus brazos, creo que son esas las ocasiones que me provocan más dolor. Al entregarme por completo a tus caricias, incluso sospechando que eres sólo fantasía, el despertar trae el dolor de tu ausencia que se acrecienta cuando siento entre mis sábanas el aroma de tu piel, como si realmente hubieses estado aquí.

En ocasiones apareces en mis sueños y no sé qué me resulta más difícil de soportar: que seas tú quien aparece o que sea sólo un sueño.

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