'Somos demasiado parecidos.'
Sin mediar motivos me encuentro confesándole a la taza de café que me aguarda sobre la mesa aquello que ha estado atormentando mis sueños durante meses. Es obvio que de su presencia silenciosa, humeante, aromática no saldrá alguna palabra que sirva de consuelo para mi atribulada mente, por lo que es mejor beber el café y no pronunciar otra palabra mientras disfruto de mi desayuno. Estoy consciente de lo efímero que es este placer, que es cualquier placer. Mi cama nuevamente está vacía... tras una noche de pasión desenfrenada tu cuerpo no es más que un recuerdo.
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